¿Dónde se han ido tus valores mexicano, como esperas actos patrióticos (humanos cuando menos) si ya no crees en tus raíces?, ¿Qué te asombra que una turba de damnificados vandálicos en Baja California saquee televisiones de plasma en un momento en que estos no les sirven de nada? Aunque no lo justifico aceptaría que roben comida, pero ¿televisiones?
Y es que de hace ya un tiempo, los valores se han relajado: un payaso noticioso de la televisión le falta el respeto a la primera institución de la República. Y no lo digo porque yo sea lame suelas del señor presidente; si es necesario señalarle errores, suelo hacerlo inclusive duramente, pero motejarlo solo porque me siento chistoso y quiero que todo el país se ría conmigo, es imperdonable. Si le faltas el respeto a la primera institución del país ¿a quién puedes respetar? No quisiera culpar a la televisión ni a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pero es notorio que ambas han contribuido a un deterioro moral de todos los mexicanos.
¿Acaso es una nueva y sutil manera de degradar a la nación perpetrado por enemigos haciendo uso de lo que mi amigo Celso Noval llamó en uno de sus artículos: “La masificación por televisa”?
Hace algunos años (muchos para algunos) allá a mediados del siglo pasado causó furor en todo México un nuevo ritmo como tantos otros que nos han invadido: El Mambo. El introductor un cubano avecindado un tal Dámaso Pérez Prado, emocionado por el éxito obtenido intentó poner el Himno Nacional en este ritmo. Los políticos esos entonces verdaderos amantes de nuestro país, lo castigaron expulsándolo por diez años.
Hace apenas unos días una no sé cómo llamarle ¿artista o cantante? Miley Cyrus enloqueció y ofendió a los mexicanos (en pleno septiembre mes de la patria) cuando en algún momento de su actuación puso su bien visto trasero para ser azotado nada menos que con el mayor símbolo de la patria: nuestra gloriosa bandera. ¡Qué tristeza, nadie hizo algo que mostrara verdadera indignación, nadie le ofreció un garrote para que tallara su trasero! Solo una ridícula amenaza de insignificantes treinta mil pesos de multa que parece que ni siquiera se aplicó. Y ella sigue como si nada actuando en el D.F. con la histérica complacencia de los patriotas mexicanos. ¡No cabe duda, quien no conoce a Dios a cualquier barbón se le hinca!
Ya osó una extraña extranjera profanar con sus nalgas tu bandera, ¡Piensa o patria querida que ni uno solo de los hijos que el cielo te dio, fue soldado que saliera en tu defensa! Y todavía muchos se llenan la boca asegurando que tenemos un gobierno entreguista.