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En España, el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) es uno de los principales tributos que deben pagar los ciudadanos. Cada año, entre los meses de abril y junio, los contribuyentes deben hacer su declaración de la renta, en la que se informa sobre los ingresos obtenidos durante el año anterior y se calcula el monto de impuestos a pagar.
En términos prácticos, esto significa que las personas con ingresos por encima de 60.000 euros anuales (en el caso de contribuyentes solteros) o 120.000 euros (para contribuyentes casados o con hijos) deberán tributar al tipo del 45% por la parte de sus ingresos que supere dichas cantidades. Esto se conoce como tramo de renta marginal, y es una forma de asegurar una mayor progresividad en la tributación, ya que las personas con mayores ingresos contribuyen con un porcentaje mayor al sostenimiento del Estado.